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La especificidad de la formación del terapeuta familiar sistémico consiste en la adquisición de un pensamiento sistémico que le permita operar utilizando la lógica de la causalidad circular, para articular los diferentes niveles de complejidad entre individuos, relaciones entre individuos, sistemas de relaciones y sistemas en interacción.
Pero el acceso a la causalidad circular comporta adentrarse en las vicisitudes de la recursividad y de la auto referencia, que colocan al terapeuta en una situación paradojal dado que, como describe Heinz Von Foerster, fundador de la cibernética de segundo orden, se convierte en un observador que ordena y organiza un mundo construido por sus propias experiencias. No siendo posible acceder a una realidad objetiva porque las propiedades del observador determinan las características de aquello que observa, surge la pregunta acerca de cómo conocemos aquello que conocemos. Humberto Maturana, en su teoría del conocimiento, propone el concepto de acoplamiento estructural, como forma de interacción o intersección entre un sistema -sistema viviente, sistema de conocimientos, etc.- y su ambiente que, con sus perturbaciones, produce en el sistema los cambios de estructura que su organización le permite asimilar.
Mony Elkaïm, introduce estos conocimientos –autorreferencialidad y acoplamiento estructural- en el campo de la terapia familiar, creando con el concepto de “resonancia” un puente único, no sólo entre la epistemología sistémica y la terapia familiar, sino también entre el terapeuta y los miembros de un sistema familiar, donde la resonancia representa la amplificación de elementos similares y comunes a los distintos sistemas en interacción, y emerge en la intersección posible entre sus respectivas estructuras o construcciones del mundo.
Gracias al concepto de resonancia, la paradoja de la autorreferencia deja de ser un límite para convertirse en una posibilidad, si y sólo si, el terapeuta ha aprendido a utilizarse como instrumento terapéutico: si ha aprendido a trabajar en la intersección entre las construcciones del mundo de los miembros del sistema familiar y de sus propias construcciones del mundo, utilizando la función sistémica de la resonancia para generar nuevas posibilidades para ese sistema terapéutico; es decir, si ha aprendido a utilizar las emociones o percepciones que el sistema evoca y amplifica de su historia personal, en modo tal de evitar que las construcciones del mundo de los diferentes miembros del sistema se refuercen mutuamente.
Para alcanzar este resultado, el terapeuta debe efectuar un aprendizaje cognitivo y emocional. Desde un punto de vista cognitivo, debe adquirir progresivamente nuevas jerarquías de complejidad en su pensamiento: partiendo de una lógica causal lineal, que le permite leer solo individuos, acceder a una lectura relacional –relaciones entre individuos y, a partir de las interacciones diádicas y triádicas, circulares y recursivas, intuir las propiedades emergentes de los sistemas. Solo elevándose a estos niveles de complejidad y de abstracción en su pensamiento, resulta posible para el terapeuta comprender, según mi parecer, la naturaleza intersistémica de la resonancia.
Debe también efectuar, desde un punto de vista emocional, un aprendizaje que le permita no quedar completamente invadido por las emociones o percepciones que el sistema terapéutico evoca y/o amplifica de su historia personal. Este aprendizaje emocional, depende necesariamente de un reconocimiento de su historia familiar que le permita adquirir, durante la formación, una adecuada regulación de sus emociones.
Este aprendizaje, que se despliega durante la formación bajo la forma de un proceso de apropiación de la historia familiar del terapeuta será el tema central de esta presentación.
Este proceso constituye, en mi opinión, una primera meta formativa: desde un punto de vista cognitivo, el terapeuta accede a un pensamiento relacional –aún no sistémico y, desde un punto de vista emocional, la apropiación de su historia familiar le permite conquistar la estabilidad emocional necesaria para mantener un equilibrio en la intersección entre aquello que lo constituye de su pasado -su historia familiar- y el contexto presente - e l sistema terapéutico.
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Parámetros de desarrollo en la formación del terapeuta familiar: el proceso de apropiación de la historia familiar del terapeuta
• Autores: Anne Chouhy
• Localización: Redes: revista de psicoterapia relacional e intervenciones sociales, ISSN 1135-8793, Nº. 18, 2007, pags. 127-145
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