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El Túnel del Viento






El Túnel del Viento


Marián Pérez Marín


Mi querida Carmen Casas me pidió hace un tiempito que hiciera alguna aportación para su magnífico Blog sobre el Trabajo con la Familia de Origen del Terapeuta.

Desde que me lo propuso me acompaña: ella, su excelente libro sobre FOT y, sobre todo, nuestra historia compartida (como terapeutas en formación en terapia familiar, nuestro trabajo realizado tiempo atrás en los talleres de FOT, nuestro camino recorrido desde entonces) y mi historia personal (mi origen, mi familia, mi FOT en mis contextos de terapia).

En su modelo antropológico de cultura en los sistemas, Ribes (2000) plantea que para favorecer el adecuado funcionamiento y gestión de un sistema es fundamental considerar: la misión «la razón de ser»- que hay a su base (intentando que sea compartida, conocida y flexible para admitir actualizaciones); la cultura –«el modo de ser»- que impera entre sus miembros (tratando de potenciar su coherencia y consistencia, así como adecuarla a la misión del sistema); la promoción de –«un clima existencial»- que permita el desarrollo positivo, el logro y la satisfacción de las necesidades de los miembros del sistema. 

Tener presente tu FOT en tu labor como psicólogo en tus sesiones tiene que ver con todos estos planteamientos: con tu misión (razón de ser), tu cultura (modo de ser) y con los climas existenciales que promueves y favoreces. Es un trabajo con tu YO y con aquellos de tus YOs que puedan emerger. Es ser más consciente y más responsable de tu participación en la identidad del sistema terapéutico, ese que se crea en los contextos de intervención en los que trabajamos como profesionales de la salud.

Cuando trabajas como psicólogo en psicoterapia, TU identidad está siempre presente, al igual que TU historia, y con esta identidad TUYA y esa historia TUYA, y con esa identidad SUYA (la de las familias con las que trabajas) y esa historia SUYA (la de las personas con las que estás en las sesiones de terapia) se co-construye esa identidad NUESTRA, la de NUESTRO sistema terapéutico, confluyendo en algo nuevo y poderoso que NOS acompañara a lo largo de las sesiones.

Dentro de la terapia familiar, los enfoques constructivistas sociales con su influencia en el pensamiento narrativista, NO consideran un problema SOLO como un conflicto INDIVIDUAL, SINO como conflictos DE LA RELACIÓN entre los individuos que componen el sistema, y DE LAS “HISTORIAS” que emergen cuando se «cuenta» este problema. Por ello, en los encuentros terapéuticos, al ahondar en los conflictos con los que trabajamos en psicoterapia, en las historias que se cuentan y se crean en sesión, es fundamental ser consciente y tener presente cómo la historia de la familia de origen del terapeuta también participa. 

Aún hoy recuerdo de una manera muy clara e intensa como se gestaron importantes cambios en mí tras el trabajo en las sesiones de FOT durante mi formación como terapeuta familiar, hace ya más de 20 años. Me ayudaron a conciliarme con mi identidad, partiendo de algo tan sencillo e importante como el hecho de nombrarme. Trabajé en aquellas sesiones con mi nombre y con los elementos de mi historia familiar ligados a él. Recuerdo perfectamente como, desde niña, siempre había rechazado mi nombre “oficial”: María Antonia (en el DNI o documentos) o María Antonia Patricia (si me iba a mi nombre de bautismo). Siempre sentía la necesidad de ocultarlo y, si no lo lograba, de defender que YO era “Marián” y que “eso” NO era YO. El trabajo en aquellas sesiones me ayudo a mirarme con mayor compasión, a entender mi derecho a que no todos los legados me tuvieran que gustar, a acompañarlos y a trascenderlos y, tras ello, a tener una mirada más amplia en la que poder dotar de nuevos significados a mi nombre y mis herencias familiares. Tras permitirme navegar por mi historia familiar en el trabajo en los talleres de FOT pude encontrar un nuevo significado que pudiera integrar mejor tanto mi identidad familiar como al YO que iba a caminar por mi vida (personal y terapéutica) desde entonces. Gracias al FOT encontré que mi nombre provenía de un acto de amor: era el nombre que hombres de mi familia habían ido poniendo a su primera hija en honor y para honrar el amor que sentían por otra mujer a la que querían. Así, mi abuelo materno le puso el nombre a mi madre, como un acto de amor hacia su madre (mi bisabuela). Así, también, mi padre me puso el nombre a mí, para honrar el amor que sentía por mi madre. Desde entonces, siento que puedo integrar amablemente mis distintos YOs, mis distintos nombres: Marián (con el que me identifico y represento como alguien diferente e independiente de la historia familiar) y María Antonia Patricia o María Antonia (como mi YO oficial, con el que honro el legado familiar). Así, soy libre para nombrarme e identificarme, no tengo que elegir, todo va conmigo y todo me representa. Puedo presentarme y mostrarme con cualquiera de mis nombres propios. A día de hoy, me permito mostrar feliz mi María Antonia en mis títulos de licenciada y doctora en psicología, y presentarme igual de feliz como Marián ante las personas con las que trabajo. Ya no me oculto, me muestro cómo quiero dónde quiero, todo ello soy YO.

En ingeniería, un túnel de viento es una herramienta de investigación desarrollada para ayudar en el estudio de los efectos del movimiento del aire alrededor de objetos sólidos. Con esta herramienta se simulan las condiciones que experimentará el objeto de la investigación en una situación real. En un túnel de viento, el objeto o modelo permanece estacionario mientras se propulsa el paso de aire o gas alrededor de él. 

Se utiliza para estudiar los fenómenos que se manifiestan cuando el aire baña objetos como aviones, naves espaciales, misiles, automóviles, edificios o puentes.

Para mí, lo que sucede en psicoterapia es muchos aspectos es muy parecido a los fenómenos que acontecen en cualquier túnel del viento. Se provocan, se estudian y se generan efectos a partir del movimiento del aire alrededor de objetos sólidos (los participantes y sus historias en las sesiones, incluida la del terapeuta). 

Lanzarse por un túnel del viento supone una experiencia muy similar a caer desde lo alto, desde un avión sin paracaídas, lanzarse al vacío sin aparente sostén. Pero, los túneles del viento son una simulación, no te lanzas sin sostén. Esto te permite lanzarte, vivir la experiencia, aprender, crecer, compartirla después, con el sostén del sistema que supone la obra de ingeniería que es un túnel del viento.  

En las sesiones de terapia, también en las de FOT, a veces uno siente que se lanza al vacío con el vértigo de sentir que no se tiene sostén. Pero, el sistema terapéutico (el que te acompaña durante el trabajo con el FOT, el que acompaña a las familias y al terapeuta en las sesiones) está ahí, como el aire, para acompañarte, cuidarte, ayudarte a cambiar y a crecer… pero ejerciendo su sostén en su poderosa aparente invisibilidad


Comentarios

  1. María Aurora Guardia Martín26 de septiembre de 2022, 11:09

    Marian, he escrito Maris Aurora, cuando siempre me nombró y presentó como Aurora a secas
    Nombre que así a secas comparto con ella.
    Me ha ayudado mucho tu texto y me quedo en paz, con ciertas resistencias que tenía a él. Además de dar cuenta,que hago publico, una cierta reparación al recuerdo de mi madre.

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