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LOS VESTIGIOS DE LA FAMILIA DE ORIGEN EN LA FAMILIA PROFESIONAL. Paula Cabal





LOS VESTIGIOS DE LA FAMILIA DE ORIGEN EN LA FAMILIA PROFESIONAL

Paula Cabal
Directora, terapeuta, docente y supervisora 
Clínica Cabal

Poco puedo añadir a lo que Carmen y los muchos (y fantásticos) compañeros que han pasado por este blog han reflexionado sobre la importancia de la familia de origen del terapeuta. Ninguno de nosotros estamos aquí por casualidad. Todos tenemos un anteayer y no es fortuito que hayamos escogido una profesión de cuidado y acompañamiento a otros seres humanos en sus momentos de dolor.

Reflexionar sobre aquello que nos ha traído hasta aquí y trabajar en ello es clave de cara a evitar resonancias e interferencias en los procesos que llevamos a cabo. Sabemos que el trabajo de la psicoterapia conlleva una gran responsabilidad y, como parte de esto, trabajar en nuestra propia historia hasta reparar e integrar todas las heridas que acumulamos es una obligación (y, por qué no, un regalo de nuestra profesión).

Ahora bien, el lugar que hemos ocupado en nuestra familia de origen, las dinámicas relacionales, normas, mitos y otros legados no solo llaman a la puerta de nuestras consultas, sino también de nuestra vida. Y en esta formamos nuevas familias constantemente en las que poner a prueba los resultados de ese trabajo interno: nuestra familia nuclear, esa familia elegida que son los amigos y, cómo no, la familia profesional.

No puedo entender los equipos de trabajo en salud mental si no es desde este punto de vista de la familia profesional. Somos familia porque hay afecto, seguridad y cuidados. Porque hay sensación de pertenencia, pero también cierta jerarquía que sirve de guía. Somos familia porque la figura del líder es (o debería ser) figura de apego seguro, base segura desde la que explorar, crecer y aprender; refugio seguro al que volver para resolver dudas y organizar la experiencia. Pero también lo somos porque, como en toda familia, asumimos roles  y contrarroles, nos movemos en base a lealtades y reglas, y hemos de hacer grandes esfuerzos por adaptarnos a los cambios de ciclo vital propios y de los demás miembros del equipo. En resumen, un sistema familiar en toda regla.

Cuando yo hice el taller de familia de origen del terapeuta con Carmen, me sorprendió esto especialmente. No es que la analogía del sistema familiar profesional me fuera ajena, pero la experiencia interna me golpeó con una fuerza implacable. Trabajábamos con aquellos aspectos de nuestras familias de origen que se activaban con nuestros pacientes. Y aunque yo quería trabajar con aquello que Carmen nos proponía, mi mundo interno me llevaba constantemente a mi posición y funcionamiento con respecto a los miembros de mi equipo de trabajo, a mi familia profesional. Me di cuenta de que algunos patrones que ya creía muy trabajados y que, de hecho, no estaban apareciendo en mi vida personal ni tampoco con mis pacientes, sí lo estaban en mi rol de líder de equipo.

De esta experiencia podemos extraer que no sólo como terapeutas debemos trabajar en nosotros, por nuestro bien y el de nuestros pacientes; sino también como miembros de una familia profesional nos ayudará a establecer relaciones profesionales sanas, conscientes y respetuosas.

Así que, suponiendo que todos los terapeutas familiares que me estén leyendo estarán muy de acuerdo, os dejo algunas enseñanzas que me ha regalado la terapia sistémica y que creo son muy útiles para aplicar en nuestros equipos de trabajo:

1. Las relaciones profesionales sanas se construyen sobre una base de comunicación constante. Ya nos enseñó Watzlawick que es imposible no comunicar, así que tendremos que poner nuestro foco y esfuerzos en que esta comunicación sea limpia, transparente, honesta, respetuosa y clara.


2. A veces confundimos jerarquía con autoritarismo, pero no es lo mismo. Como en una familia al uso, en un equipo de trabajo se necesita de una jerarquía que ofrezca una guía y un marco en el que moverse, con unos límites y roles definidos; pero sin perder la calidez o la capacidad de escuchar al otro. Esto me lo enseñó mi amiga Gema García, que es una terapeuta familiar increíble.


3. Hacer los ajustes necesarios en cada cambio de ciclo vital es clave para que el sistema no enferme. En este punto, es importante tener en cuenta que no sólo debemos atender a los cambios individuales de ciclo vital de los miembros del equipo, sino al propio proceso del equipo. Cambios importantes de ciclo vital en un equipo pueden ser incorporaciones y despedidas de los miembros; cambios o evoluciones en el paradigma empresarial, metodología o marco teórico; los cambios de identidad profesional producidos por el propio crecimiento profesional del equipo o la evolución de las relaciones entre sus miembros con el paso del tiempo.


4. Las reglas familiares siempre han de ser explícitas y flexibles.


5. Transportamos piedras preciosas y piedras pesadas en nuestras mochilas, legado de las anteriores familias profesionales por las que hemos pasado. Es importante revisar nuestras mochilas a menudo para decidir lo que nos quedamos y lo que soltamos, lo que agradecemos y lo que honramos.


6. Los límites han de ser claros y flexibles y será necesario volver al punto uno con frecuencia, dado que los límites en este tipo de familia no son universales y nos vamos a encontrar con miembros del sistema que tienden más a la desligación y otros a la aglutinación.


7. La individuación es necesaria y enriquece el sistema.


8. Los rituales son un elemento muy potente que ayuda a cohesionar el sistema y a transitar los cambios difíciles con menos dolor y más agradecimiento.


Estos aprendizajes nos demuestran, una vez más, la gran fortuna que tenemos los psicoterapeutas: tenemos una profesión que, además de apasionante, representa una fuente inagotable de aprendizaje y crecimiento también para las personas que somos.




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