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EL GRILLO Y EL VIOLÍN, LAS NOTAS Y LA SINFONÍA

EL GRILLO Y EL VIOLÍN, LAS NOTAS Y LA SINFONÍA


                                             

                                                       


                                                                            Toña Sala                                                                                                                                                                                
Psicóloga Clínica
Terapeuta Gestalt
Terapeuta Familiar y de Pareja


“Los científicos dicen que estamos hechos de átomos, pero yo creo que estamos hechos de historias” Eduardo Galeano, El libro de los abrazos, 2015

Parte de mi trabajo lo desarrollo como terapeuta familiar desde hace varias décadas, al inicio de mi ejercicio profesional  me formé para trabajar con niñ@s y adolescentes, no tardé en darme cuenta de lo importante que era conocer el contexto inmediato del niño, de la niña, su sistema familiar, su estructura, su organización, sus formas de comunicación, de relación,……
Ya en 1935 Leo Kanner publica un libro titulado Psiquiatría Infantil, ed. Siglo Veinte, en el que pone de manifiesto la importancia decisiva que tienen los padres, la escuela y en general la comunidad, en la aparición de trastornos psicológicos infantiles y en su prevención. Kanner (1935) insiste en que es necesario un cambio de actitud en los padres para ayudar al niño a solucionar sus dificultades. Especial atención merecen el desarrollo de este autor acerca del síntoma y del contacto inicial con los padres y el niño. Con respecto al síntoma de Kanner (1935) dice:
 
“..Cuando los padres llevan a un niño al consultorio porque les fastidia su conducta. Comienzan por nombrar el síntoma que les molesta. Generalmente suponen que ese síntoma es el trastorno que requiere tratamiento. A menudo quieren que el médico dedique sus esfuerzos a la tarea de eliminar el síntoma. La experiencia enseña que limitar la atención a la curación del síntoma es tomar por un atajo ineficaz, porque se descuidan las causas cuyo efecto es la desviación de la conducta. 

No obstante el síntoma cumple una serie de funciones importantes, estrechamente relacionadas entre sí. El síntoma como programa de entrada: en lo que respecta al médico, el síntoma puede ser considerado como el programa que acicatea su curiosidad. El programa de entrada al teatro acucia la curiosidad del espectador sobre la obra, pero no le dice nada de su contenido. Le indica el título. el nombre del autor...

sEl síntoma, la forma perturbada de la conducta, cumple una función similar a la del programa. No es el problema mismo, sino un indicio de que hay un problema que debe ser estudiado. No es posible acercarse provechosamente al niño contando solamente con ese programa de la conducta..." 

Me veo tentada a expresar que la lectura de Leo Kanner y mis progresivas observaciones en mi desempeño profesional desarrollaron en mi un creciente interés por la Terapia Familiar, pero creo que ese interés empezó mucho antes, solo que por allí y entonces aún no lo sabía. La lectura del siguiente párrafo casi fue iniciática para mí:
“Los niños  mayores  y  los  adultos  responden a los <<golpes de  suerte>>  y a los <<lanzazos  de la mala  fortuna>> de acuerdo  con las actitudes afectivas que  fueron  creando  con la experiencia. Esta preparación es la que determina la <<fuerza del yo>>, el grado de resistencia personal.
 Todo esto tiene una importante relación con la esencia de  la  crianza  de  los  niños  y  la  terapéutica  infantil. La educación constructiva fortifica  la capacidad de los  niños para hacer frente a lo inesperado, engendrando seguridad, confianza en sí mismo y valor para tomar decisiones,  haciendo innecesario que el  niño  proyecte la desdicha  sobre fuerzas míticas o  sobre la gente que lo  rodea,  y reduciendo  los sentimientos  de  culpa y ansiedad  al mínimo compatible  con la especie  humana. El médico conociendo el papel que juegan las contingencias imprevisibles no debe ser juez y crítico de sus semejantes.  Ese conocimiento pide empatía y simpatía.  No hay mayor  incitación  a  la  humildad ni mayor incentivo para  ser útil,  que comprender que  <<aquí vengo yo,  pero por la  gracia  de  Dios  >>.  Si hubiese  tenido menos suerte,  haría  sido  un  niño  rechazado,  protegido en exceso o desatendido.............La suerte me acompañó. Por eso soy  lo que soy,  y no soy como el niño que tuvo menos suerte y a quien estoy dispuesto ansiosamente a prestar ayuda."

Leo Kanner afirma que “la suerte le acompañó” y que desde esas experiencias de la vida llegó a la profesión de paidopediatra para prestar ayuda a esos niños que tuvieron menos suerte. He leído, escuchado, a diversos autores, cuyo nombre no recuerdo ahora, decir algo parecido, que a las profesiones de ayuda llegamos desde haber tenido una buena experiencia en la vida y queremos facilitar que otras personas las tengan, o llegamos  desde las experiencias contrarías y queremos facilitar que otras personas no las tengan. Sea como fuere, nacemos en una familia, a veces crecemos y vamos deviniendo personas con nuestra familia biológica y otras veces no, y esas experiencias forman parte integral de quienes somos, en que persona vamos deviniendo en cada momento de nuestra vida, muchas de estas experiencias forman parte de nuestros recuerdos, de nuestra narrativa y también forma parte de otro tipo de memoria, nuestra memoria implícita, de nuestra memoria sensorial, lo que algunos autores psicoanalistas denominan “lo sabido no pensado” (C. Bollas, La sombra del objeto”, Amorrortu Ediciones, aquellas experiencias que no podemos representar mentalmente pero que se activan en una situación presente y no tenemos conciencia de que estamos recordando.

Mi hija cuatro cuando aún era muy pequeña quiso aprender a tocar el violín, y se esforzó, el violín es uno de los instrumentos que bien afinado y bien ejecutado produce bellas melodías, pero si no está bien afinado o no se maneja con destreza, puede producir sonidos muy chirriantes. 
En mi sala de terapia vive un grillo, debe ser muy longevo, nunca he logrado verlo, pero a veces chirría cuando estoy en sesiones de terapia, afortunadamente solo lo escucho yo, con el tiempo he ido aprendiendo que su chirriar llama a mi conciencia, como Pepito Grillo,  el grillo que era la voz de la conciencia de Peter Pan,  llama a mi darme cuenta, a ser consciente de una sensación, de una emoción, de un pensamiento, he ido aprendiendo a identificar todos esos procesos en mí gracias a las horas de experiencia como terapeuta, a horas de terapia personal, a horas de supervisión.
Cuando chirría yo activo mi darme cuenta, estoy atenta a mí y sigo presente para aquella persona o personas en la sesión que estamos realizando, este darme cuenta me posibilita no confundirme con ellos ni confundirlos conmigo, aprender que “cada familia tiene su propia configuración, su manera particular para manejar las tareas de la vida. El rango de lo que es “suficientemente bueno” en las familias es muy amplio”, J.Zinker, En busca de la buena forma, Ed. Instituto Humanista de Sinaloa.
Viene a mi memoria una frase de León Tolstoy que Zinker cita al inicio de uno de los capítulos del libro antes citado, “todas las familias felices se asemejan unas a otras, cada familia infeliz es infeliz a su propia manera”. Todas las familias saben realizar tareas “suficientemente bien”, con una buena forma, con una forma estética. Todas las familias tienen fortalezas que llevadas al extremo pueden convertirse en lo contrario y convertirse en una dificultad, en una pauta relacional que genera “chirridos” entre sus miembros,  por ejemplo, ¿dónde acaba el cuidado, la atención, el interés y comienza el control, las preguntas cuyas respuestas no se pueden eludir?
Resuena en mi cabeza una frase “el terapeuta ha de ser un instrumento bien afinado”, no logro acordarme con exactitud a quién se la leí o de quién la escuche, en mi mente aparecen nombres como J.Zinker, Terapeuta Gestalt,  Harry Mason Terapeuta Sistémico. Bueno, sea quien sea el autor coincido con él: el terapeuta familiar tiene que ser un instrumento bien afinado, muy bien afinado, y va consiguiendo ese progresivo afinamiento con conocimientos teórico-prácticos,  con horas de terapia individual, grupal, de supervisión, que le permitan tomar conciencia de su propia historia, de su formar de ser y estar en el mundo, de su  propia familia de origen y/o creada, que le permitan sanar sus propias heridas de infancia, de vida, que le permitan elaborar la relación con su padre y su madre, con sus hermanos y hermanas, con su cónyuge, con sus hijos e hijas, porque cuando esto no es así las posibilidades de que el “grillo” chirríe en una sesión con una familia aumentan. La notas de los distintos violines  de los miembros de la familia y del o de la terapeuta, pueden ir componiendo una melodía discordante con notas desafinadas y ritmos dispares.  
Si prestamos atención al “grillo” este puede chirriar cuando se produce una contratransferencia. En palabras de J.Zinker:
          “La contratransferencia es el fenómeno en el cual las percepciones y las conductas del terapeuta con respecto a una familia dada, son fuertemente influenciadas por las experiencias personales en su propia pareja, familia creada o familia de origen.
Las intervenciones basadas en la contratransferencia están muchas veces relacionadas no tanto con lo que la familia en terapia necesite, sino con los asuntos inconclusos en la propia vida del terapeuta.
El fenómeno de la contratransferencia viene del conjunto total de las experiencias pasadas del terapeuta, no solo de aquellas situaciones inconclusas en nuestra propia familia. Ciertas nociones ideológicas o religiosas, como por ejemplo acerca de cómo debe ser un hombre o una mujer, de cómo se debe tratar a los niños, qué es una buena educación, etc. pueden predisponer los puntos de vista y las opiniones de un terapeuta acerca de la familia que está en terapia. Debemos darnos cuenta de que es “bueno” o “malo” para nosotros y no confundirlo con lo que es adecuado y realista para la familia con la que realizamos terapia.
Por ello debemos “supervisar” con otros colegas, realizar terapia individual si las situaciones de las familias con las que trabajamos movilizan en nosotros sentimientos dolorosos, difíciles o irracionales. También es necesario que conozcamos las diferentes familias que pueden convivir en el lugar donde vivimos sobre todo si estas provienen de culturas diferentes.
Prestaremos una cuidadosa atención si observamos en nosotros reacciones hacia una familia cuando:
  • Si reaccionamos excesivamente rápido con un comentario u opinión.
  • “Amamos” u “odiamos” intensamente a una familia, pareja o a uno de sus miembros.
  • Estamos convencidos de “lo que es bueno” para una familia, sin tomarnos el tiempo suficiente para observarlos, hacerles preguntas y averiguar acerca de sus competencias, limitaciones e historia.
  • Nos enfrascamos en una discusión con un miembro de la familia y no podemos ceder, o cuando tomamos una postura particularmente rígida con una familia.
  • “Nos aliamos” con un miembro o subsistema de una familia, en contra de otra parte de la familia.
  • Sentimos que una familia es “simplemente maravillosa” y no necesita ser examinada.
  • Toleramos una conducta abusiva  o cualquier conducta extrema porque evoca nuestro propio pasado y asumimos que “todas las familias tienden a hacer eso”. 

Nuestra función como terapeutas no es cambiar la configuración o los patrones de una familia acerca de cómo deben de disfrutar juntos o como deben de resolver sus problemas. Lo que buscamos es averiguar si en una familia alguno de sus miembros puede estar siendo lastimado por un patrón particular o si la familia no puede conseguir lo que quiere y no puede funcionar como una unidad de trabajo. Respetar “lo que es” precipita el cambio (teoría paradójica del cambio)”.

Creo que un grillo que a veces chirría y un violín bien afinado pueden ser unos buenos aliados para la labor de los y las Terapeutas en general y, en particular, para trabajar con familias y parejas, para crear formas estéticas en nuestras intervenciones terapéuticas, para componer bellas melodías en las sesiones,……

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