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“Nuestros genes condicionan nuestro destino pero no lo determinan”

Nuestros genes condicionan nuestro destino pero no lo determinan Manuel Hernández Pacheco




Yo terminé mis estudios universitarios en biología en el año 1990, de esto hace ya una eternidad, y en la facultad nos enseñaron que el ADN, que era el que codificaba las proteínas y el funcionamiento de los seres vivos, solo iba en una dirección. Es decir, el ADN expresaba que proteínas se tenían que crear, pero nadie nos explicó como el medio ambiente influía en como se comportaba el ADN.

 

Con el paso de los años los investigadores descubrieron que el medio ambiente, también influía en el ADN. Si una parte de este quedaba cubierto por un grupo metilo, entonces esos genes no iban a expresarse y viceversa si se retiraba este grupo químico, entonces el gen se expresaría para convertirse en una proteína.

 

Las consecuencias son incalculables, porque ahora no solo era encontrar que genes estaban implicados en diferentes enfermedades como el cáncer o la depresión, sino encontrar que factores en el ambiente, podrían hacer que un gen produjera menos serotonina por ejemplo, lo que provocaría que la persona pudiera tener depresiones o Trastornos obsesivos compulsivos o anorexia.

 

Más aún, estos factores ambientales ¿podían ser físicos como la contaminación o la comida que comemos? O ¿podían ser emocionales como el cariño que recibimos en la infancia? ¿Estos cambios genéticos perdurarían de una generación a otra?, se abrieron muchas cuestiones que tienen una aplicación enorme no solo a la biología, también a la psicología. 

 

Recurriendo de forma inevitable a la Wikipedia está nos informa que : “…La epigenética es el estudio de modificaciones en la expresión de genes que no obedecen a una alteración de la secuencia del ADN y que son heredables. Fuentes de modificaciones importantes de los genes son los factores ambientales, que pueden afectar a uno o varios genes con múltiples funciones. Por medio de la regulación epigenética se puede observar cómo es la adaptación al medio ambiente dada por la plasticidad del genoma, la cual tiene como resultado la formación de distintos fenotipos según el medio ambiente al que sea expuesto el organismo. Estas modificaciones presentan un alto grado de estabilidad y, al ser heredables, se puedan mantener en un linaje celular por muchas generaciones…”

 

O sea que los genes se pueden modificar por el medio ambiente y además estos cambios perduran en el tiempo. Voy a explicar brevemente como se supo esto y las consecuencias y limitaciones que tiene en el campo de la psicopatología.

 

Michael Meaney es un investigador canadiense que hizo unos experimentos con ratas. Estas como los humanos pueden ser buenas o malas madres, y esto se puede medir por el tiempo que las ratas pasan acicalando a sus crías, más lo hacen mejores madres son. Meaney y su equipo midieron el nivel de cortisol, que es la hormona del estrés, a las crías de estas madres. Y observaron que las ratitas que eran menos cuidadas por sus madres tenían niveles de cortisol más elevados y estaban mucho más estresadas que las que tenían madres que eran buenas cuidadoras.

 

Esto relacionaba la calidad del apego con los niveles de las crías con el estrés, lo cual no deja de ser muy interesante, pero ellos fueron más allá. Vieron que las crías que eran menos cuidadas tenían mas genes metilizados que las que tenían buenos tratos, es decir su ADN no podía expresarse igual.

 

 

 

 

 

 

Pero esto, no demostraría que la razón de que unas ratas sean más depresivas que otras esté en los genes, podría ser aprendido: mi madre no me cuida y me puedo deprimir.Meaney y su equipo cambiaron a las crías de madres, así que crías que tenían menos metilos (más tranquilas) eran criadas por madres desatentas, y efectivamente el cortisol aumentaba, y por consiguiente se volvían mucho másnerviosas. Cuando a estas crías se le daba una sustancia que evitaba la metilación del ADN, el cortisol disminuía. Es decir, los cambios en el ambiente provocaban cambios a nivel genético y en su expresión. Pero además los cambios pasaban de una generación a otra, los cambios se hacían hereditarios.

 

Una curiosidad de mucha importancia en nuestro trabajo como psicólogos, era que ratas que nacían de madres desatentas (con mucha metilación y nerviosismo) cuando eran criadas por madres atentas (se cambiaban las madres), se convertían en ratas alfa de adultos. Quizás esto nos ayude a entender los factores de resiliencia cuando niños de padres desatentos, son criados por figuras de apego secundarias que si son atentas.

 

Posteriormente, en Nueva York, una investigadora llamada Rachel Yehuda, a la que he tenido la oportunidad de escuchar en vivo en Roma y Londres, investigó estos cambios en seres humanos. Su hipótesis era que, si la madre temía mucho estrés durante el embarazo, o sea mucho cortisol, los niños serían más nerviosos debido a cambios epigenéticos.

 

Aprovechó la desgracia del atentado de las torres gemelas en Nueva York para estudiar a los niños que nacieron después del ataque terrorista, y observó que los niños que nacieron posteriormente del atentado (de uno a tres meses), efectivamente tenían mucho más estrés que otros niños nacidos en otros momentos. Otra cosa curiosa, fue que estos niños tenían menos cortisol que otros niños más tranquilos, y lo que se observó es que tenían menos receptores de cortisol en el hipocampo. 

 

En conclusión, el exceso de cortisol de la madre durante el embarazo hicieron que el feto tuviera menos receptores de esta hormona en el hipocampo Por lo tanto, con eventos que eran inocuos para los niños del grupo control,  lareacción de los niños nacidos poco después del atentadosería de mucho malestar y ansiedad. 

 

 

Rachel Yehuda Investigadore del hospital Monte Sinaí en Nueva York.

 

 

 

Con todo esto no quiero decir que todo nuestro comportamiento, y nuestras psicopatologías, esté determinado por el ambiente y la epigenética. Estos cambios en nuestros genes solo introducen probabilidades de ser más o menos sensibles al estrés y el trauma. La ciencia trabaja con el modelo diátesis-estrés, que viene a decir que tanto las experiencias vitales, como las características genéticas influyen en la aparición de los trastornos mentales. 

 

Para terminar, me gustaría resaltar la importancia de no creer, que los traumas se heredan o se transmiten mediante los genes. Se heredará la probabilidad de ser más o menos sensible, pero serán las circunstancias vitales las que vayan moldeando nuestras vivencias. Teorías como que si nuestra abuela fue abusada nosotros repetiremos su abuso, o que si no sé gestionar mis emociones desarrollaré cáncer, no tienen ninguna evidencia científica  en la actualidad. 

 

Nuestros genes condicionan nuestro destino pero no lo determinan

 

No somos libres del todo, puesto que como especie y debido a la epigenética, estaremos condicionados a tener ciertas características vitales, pero aún así nuestro grado de libertad y cambio es inconmensurable.

 

 

Manuel Hernández Pacheco

Presidente de la asociación española del trauma psicológico

Licenciado en Biología y Psicología

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